Beatificarán a un sacerdote y excomulgarán a una religiosa!

Siempre que me monto en un tren sé que la historia del ferrocarril está llena de accidentes. Pero por eso no dejo de usarlo para desplazarme. “La Iglesia -decía Bernanos- es como una compañía de transportes que, desde hace dos mil años, traslada a los hombres desde la tierra al cielo. En dos mil años ha tenido que contar con muchos descarrilamientos, con una infinidad de horas de retraso. Pero hay que decir que gracias a sus santos la compañía no ha quebrado”. Es cierto, los santos son la Iglesia, son los que justifican su existencia, son los que no nos hacen perder la confianza en ella. (Martín Descalzo). 

La beatificación de Don Álvaro del Portillo

El primer sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer (fundador del Opus Dei), Mons. Álvaro del Portillo será beatificado el 27 de septiembre. Como las beatificaciones pueden ser celebradas por un representante del santo padre (Las canonizaciones sólo por el Pontífice), en este caso, dicha beatificación será presidida por el prefecto de la Congregación para la causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, y tiene como lugar Madrid. 

¿Quién es Álvaro del Portillo?

Monseñor Álvaro del Portillo nació en Madrid el 11 de marzo de 1914, tercero de ocho hermanos, en una familia de honda raigambre cristiana. Pertenecía al Opus Dei desde 1935. Era Doctor Ingeniero de Caminos y Doctor en Filosofía y en Derecho Canónico. Fue ordenado sacerdote el 25 de junio de 1944. Formó parte del Consejo General del Opus Dei de 1940 a 1975; de 1940 a 1947 y de 1956 a 1975 fue secretario general.


Fue consultor de diversos organismos de la Santa Sede. Trabajó en el Concilio Vaticano II, primero como presidente de la Comisión antepreparatoria para el laicado y luego como secretario de la Comisión sobre la disciplina del clero y como consultor de otras comisiones. Sus libros Fieles y laicos en la Iglesia (1969) y Escritos sobre el sacerdocio (1970) son, en buena parte, fruto de esa experiencia.
En 1975 fue elegido para suceder a monseñor San Josemaría Escrivá. Al ser erigido el Opus Dei como prelatura personal, el Papa le nombró prelado. En 1990 fue designado obispo por Juan Pablo II, quien le confirió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1991. En 1985 fundó en Roma el Centro Académico Romano de la Santa Cruz, germen de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.
Durante sus diecinueve años al frente del Opus Dei, la labor de la prelatura se extendió a veinte nuevos países. Murió en Roma el 23 de marzo de 1994 después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. El Papa Juan Pablo II acudió ese mismo día a rezar ante sus restos mortales. Está abierta su causa de beatificación y canonización. El 28 de junio de 2012, con la aprobación del Papa Benedicto XVI, la Congregación para las causas de los santos promulgó el Decreto sobre las virtudes heroicas, que lleva consigo el título de "Venerable".

El Papa Francisco firmó el 5 de julio de 2013 el Decreto que reconoce un milagro atribuido a su intercesión. Bibliografia en  video

¿Cuál es el milagro atribuido a don Álvaro?

El milagro aprobado por la Santa Sede se refiere a la curación instantánea del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson: a los pocos días de nacer, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva. Sus padres rezaron con gran fe a través de la intercesión de Mons. Álvaro del Portillo y, cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de modo totalmente inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, hasta alcanzar el ritmo de 130 pulsaciones por minuto. A pesar de la gravedad del cuadro clínico, diez años después, José Ignacio desarrolla su vida con normalidad. La curación milagrosa tuvo lugar en agosto de 2003. El milagro atribuido en video

Pero, ¿Qué es, pues una beatificación? 

Es una primera respuesta oficial y autorizada del Santo Padre a las personas que piden poder venerar públicamente a un cristiano que consideran ejemplar, con la cual se les concede permiso para hacerlo. La fórmula se dice precisamente en respuesta a la petición hecha por el obispo de la diócesis que ha promovido.

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No es que me gusten las imperfecciones de la Iglesia, es que pienso que sin ellas hace tiempo que me habrían tenido que expulsar a mí de ella. A fin de cuentas, la Iglesia es mediocre porque está formada por gentes, como tú y como yo (Martín Descalzo).

Excomulgarán a la religiosa salvadoreña!!

Según los medios de comunicación una "monja da a luz a un bebe sin saber que estaba embarazada y queda (o será) excomulgada". Tal titular responde a la noticia de una religiosa de 32 años de edad miembro de la comunidad Pequeñas hijas de Jesús, salvadoreña que vivía en un convento en Italia y que ha dado a luz a un bebe a quién llamará Francisco. Los medios de comunicación están aprovechando tal situación para propagar información a todos los gustos, a tal punto de "excomulgar" deliberadamente a la religiosa. Más, sabemos que no es así, monseñor Goretti ha señalado que la religiosa no será excomulgada, simplemente tendrá que volver a su antiguo estado de vida y  dedicarse al cuidado de Francisco. Antes de entrar a especulaciones y a comentarios de tal noticia que ha dado vuelta al mundo (que ya lo hay en gran cantidad) les hago extensiva una breve reflexión sobre el caso expuesto.

El hijo de la religiosa y el cotilleo de los cretinos

Hay algo fastidiosamente malicioso acerca del modo cómo los medios de comunicación han dado la noticia de la religiosa de 32 años, originaria de El Salvador, que en el hospital de Rieti [ciudad del Lacio, a unos 90 km de Roma, N.d.T.] ha dado a luz a un niño al que llamará Francisco.

Es una pena detenerse siempre en los cotilleos (¿quién es el padre? ¿De verdad no sabía que estaba embarazada? ¿Qué murmura la gente del pueblo? ¿Cuáles son las pullas más salaces que están dando la vuelta por internet?), sin conseguir nunca ver que la noticia esconde entre sus pliegues una señal de lo que, nuevamente, demuestra ser la atención de la Iglesia hacia todos sus hijos e hijas. Como siempre: juicio claro sobre el pecado, pero acogida al pecador. Como ha dicho sor Erminia, la madre superiora: «No ha podido resistir a la tentación, pero no ha hecho daño a nadie. Basta ya, dejadnos en paz, lo que ha sido ha sido».

Basta, en cambio, echar una mirada a las crónicas de los periódicos para darse cuenta que con la excusa de querer informar sobre esta historia, lo que se hace no es otra cosa que escarnecer a la mujer, informar sobre los cretinos habituales de twitter y sus pullas de parvulario, centrando el tema en la vergüenza eclesiástica por el “hijo del pecado”.

Cuánta superficialidad hay en estos comentarios, realizados normalmente por quienes están siempre dispuestos a atacar a la Iglesia y la elección virginal de sacerdotes y religiosas.

Sin embargo, a nosotros nos parece mucho más importante e interesante relatar cuánta discreción y capacidad de acogida ha demostrado la Iglesia. Monseñor Gianfranco Girotti, hasta el año 2012 regente de la Penitenciaria Apostólica, ha explicado que la religiosa «tendrá que abandonar el instituto y hacerse cargo de la prole que ha nacido. El hecho del embarazo y del nacimiento del niño la obligan a un nuevo estado de vida». En resumen, ahora que el niño existe, hay que tenerlo en cuenta y es justo que Francisco pueda gozar de todas las atenciones de su madre. Pero esto, ha añadido Girotti, no significa que la religiosa sea «excomulgada». Al contrario. «Sus superiores –ha añadido– deberán ayudarla a hacer frente a la situación. Siendo extranjera, encontrándose en un país que no es el suyo, no tendrá otras posibilidades de ayuda, por tanto es seguro que el instituto al que pertenecía la ayudará». «Aunque deploramos el episodio – ha explicado -, desde el punto de vista evangélico debe prevalecer siempre la actitud de ayuda. Este debe ser el primer sentimiento, sobre todo porque estamos frente a una vida que nace».

También el obispo de Rieti, Delio Lucarelli, ha explicado –con palabras simples pero excepcionales– que cuando la vea le dirá que «ciertamente no ha sido fiel a un voto, es decir, a un compromiso solemne, y esto me causa pena, pero hay que apreciar el hecho de que el embarazo no ha terminado en un aborto y que una vida es siempre un don del Señor. Por tanto, nosotros estaremos cerca de ella y confío también en la comprensión y ayuda de nuestra gente».

Y parece que esto es lo que está sucediendo, con la primera colecta para ayudar a esta mujer. Pero estos son todos hechos que interesan sólo a quien se preocupa de verdad por la mujer y su hijo. Los otros se paran en las maledicencias. Peor para ellos: se están perdiendo un día de fiesta.

Traducción del original en italiano de Helena Faccia Serrano.

 “Oh –decía Bernanos- si el mundo fuera la obra maestra de un arquitecto obsesionado por la simetría o por un profesor de lógica, de un Dios deista, la santidad sería el primer privilegio de los que mandan; cada grado de la jerarquía correspondería a un grado superior de santidad, hasta llegar al más santo de todos, el Papa, por supuesto. ¡Vamos! ¿Y os gustaría una Iglesia así? ¿Os sentiríais a gusto en ella? Dejadme que me ría. Lejos de sentirnos a gusto, os quedaríais en esta congregación de superhombres dándole vueltas entre las manos a vuestra boina, lo mismo que un mendigo a la puerta del hotel Ritz. Por fortuna, la Iglesia es una casa de familia donde existe el desorden que hay en todas las casas familiares, siempre hay sillas a las que falta una pata, las mesas están manchadas de tinta, los tarros de confite se vacían misteriosamente en las alacenas, todos los conocemos bien por experiencia” (Martín Descalzo).