Del 19 al 22 de marzo la Iglesia en España celebra diversas actividades vocacionales entorno al Día del Seminario que se celebra en la Solemnidad de san José, y es promovido por la Conferencia Episcopal de España.
El lema para este año es: Señor ¿Qué mandáis hacer de mí? Se trata de una pregunta que corresponde a un poema recitado por Santa Teresa.
El "día del Seminario" es una jornada de mucha relevancia para la Iglesia en España, principalmente por su larga historia, más de 80 años de realización, y fundamentalmente, porque se trata de reflexionar sobre el seminario y los seminaristas.
Según los datos estadísticos del año 2014-2015 hay un ligero aumento de seminaristas en toda España. Aunque es prematuro hablar de un "resurgimiento vocacional" en España, es real y esperanzadora la realidad.
Por otro lado, es oportuno destacar que España (aunque se encuentre en crisis vocacional) es un referente en lo que se refiere a estrucutras y programas sobre la pastoral vocacional.
Con el artículo de José Morenos, vamos a dar una original respuesta a la pregunta ¿Cómo surge la maravillosa idea de realizar el "Día del Seminario" entorno a la Solemnidad de San José? .
El lema para este año es: Señor ¿Qué mandáis hacer de mí? Se trata de una pregunta que corresponde a un poema recitado por Santa Teresa.
El "día del Seminario" es una jornada de mucha relevancia para la Iglesia en España, principalmente por su larga historia, más de 80 años de realización, y fundamentalmente, porque se trata de reflexionar sobre el seminario y los seminaristas.
Según los datos estadísticos del año 2014-2015 hay un ligero aumento de seminaristas en toda España. Aunque es prematuro hablar de un "resurgimiento vocacional" en España, es real y esperanzadora la realidad.
Por otro lado, es oportuno destacar que España (aunque se encuentre en crisis vocacional) es un referente en lo que se refiere a estrucutras y programas sobre la pastoral vocacional.
Con el artículo de José Morenos, vamos a dar una original respuesta a la pregunta ¿Cómo surge la maravillosa idea de realizar el "Día del Seminario" entorno a la Solemnidad de San José? .
1. EL NACIMIENTO DEL DÍA DEL SEMINARIO:
LA FIESTA DE SAN JOSÉ Y SU PATROCINIO
El "Día del Seminario" surge en el contexto eclesial de la preocupación
por las vocaciones sacerdotales. En España la escasez de vocaciones comenzó a
palparse como consecuencia de la revolución de 1868, que provocó el cierre de
varios Seminarios y el fuerte descenso en el número de seminaristas. Uno de los
pioneros en la preocupación por las vocaciones fue el Beato Manuel Domingo y
Sol, entonces un joven sacerdote de Tortosa. El año 1873 estableció una Colegio
para seminaristas pobres. El Obispo de Tortosa, D. Benito Vilamitjana, que
luego sería Cardenal Arzobispo de Tarragona, determinó que se llamara
"Colegio de San José" y regaló para el altar de la capilla de dicho
Colegio un devoto cuadro de San José con el Niño Jesús en su regazo. Recordemos
que el año 1870 Pío IX, por el Decreto Quemadmodum Deus proclamaba a San José
Patrono de la Iglesia Universal y que en 1871 por el documento Inclytum
Patriarcham exhortaba a promover su culto en toda la Iglesia y a venerarlo con
íntima y afectuosa devoción.
D. Manuel Domingo y Sol recordará agradecido la idea feliz del Obispo:
"Un alma grande, un bienhechor insigne, el propio Prelado de la Diócesis,
nos señaló con la mano y nos prescribió casi con mandato al Patriarca San José
como sombra que nos guareciera y que, en medio de las dificultades, penuria y
contradicciones, pusiera a salvo la Obra de nuestras manos. Bendito sea el
momento en que nos fue dado tan poderoso Protector. ¡Nuestra esperanza no se
vio defraudada!". De hecho todos los Colegios de vocaciones que funde D.
Manuel se llamarán "Colegio de San José". Él pone también en marcha
la Obra de Fomento y sostenimiento de las vocaciones Eclesiásticas en Tortosa
bajo el patrocinio de San José. Este inicio carismático se completaría con la
idea de una "Asociación de sacerdotes para el fomento de las
vocaciones", que daría lugar a la fundación en 1883 de los "Operarios
Diocesanos", que serán popularmente conocidos como
"Josefinos"[1].
San Enrique de Ossó, fundador de la Compañía de Santa Teresa de Jesús,
también sacerdote tortosino, ya en el primer número de la "Revista Santa
Teresa de Jesús", en 1874, recomendaba la Obra de las Vocaciones
eclesiásticas fundada por el Beato Domingo y Sol, amigo personal suyo, y el
apoyo al Colegio-Seminario de San José. En otros números anima a implantar la
Obra de Vocaciones Eclesiásticas por todas las Diócesis y a ponerla "bajo
la especial protección de San José y Santa Teresa de Jesús, porque son dos
almas llamadas por Dios a cooperar muy eficazmente con su intercesión al buen
éxito de esta empresa, que debe llamar preferentemente la atención de todos los
católicos"[2].
Es justamente en el "humus" creado por los Sacerdotes
Operarios y a iniciativa de ellos como surge la celebración del "Día del
Seminario" y su correspondiente Campaña en cuanto acción diocesana. La
idea nace también en Tortosa y vinculada a San José, precisamente el año 1921,
que había sido proclamado por Benedicto XV Año jubilar josefino conmemorando el
50 aniversario de la declaración del Patrocinio Universal de la Iglesia[3].
En efecto, el Obispo de Tortosa en una circular de 23 de febrero de 1921
se dirigía a los diocesanos: "Al celebrarse este año las fiestas jubilares
del glorioso Patriarca San José, nos parece ocasión oportunísima para que todos
acudamos a él con oportunas súplicas, implorando de su poderosa intercesión el
remedio de una grande necesidad, que cada día se hace sentir más apremiante y
aterradora en nuestra amada Diócesis también, cual es la escasez de clero y de
vocaciones eclesiásticas. ¿Y a quién mejor que a San José podríamos acudir para
alcanzar su remedio? ¿Quién más poderoso y quién más interesado que este
bendito Patriarca de que la Iglesia esté provista de numerosos y buenos
sacerdotes, de los cuales él mismo es perfecto modelo? Pero, aparte de esto hay
una razón muy principal que nos obliga a poner en manos de San José nuestra
presente necesidad, y es que en esta Diócesis más que en otras debemos mirar al
glorioso Patriarca como Protector y Abogado especialísimo del fomento de
vocaciones eclesiásticas. A nuestra amada Diócesis cabe la gloria de haber sido
la primera, no ya solo en España, sino en el extranjero, en iniciar la Obra del
Fomento de vocaciones Eclesiásticas bajo el Patrocinio de San José. (…) Nadie
de vosotros desconoce la Obra de Mosén Sol: cómo debido al celo de este insigne
sacerdote, tenemos en la capital de nuestra Diócesis desde hace 40 años el
Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de San José, en el cual han sido educados
casi todos los sacerdotes de nuestra Diócesis. Y de esta Obra, que fue luego
extendiéndose por España y fuera de ella, así como es San José el Titular, así
ha sido hasta ahora su principal Abogado y Protector, y con nuestras oraciones
debemos procurar que lo sea también en adelante".
Y continúa exhortando que se pidan vocaciones a San José particularmente
en ese año jubilar, para acabar estableciendo: "Que todos los años, a
partir del presente, el día de San José, durante el Oficio solemne, se haga en
todas las Parroquias de las Diócesis una colecta con destino al Colegio de
Vocaciones Eclesiásticas de San José; ese día podría llamarse Día de la Obra
del Fomento de Vocaciones Eclesiásticas, no tanto por el socorrro y ayuda
material con que todos y cada uno de los fieles, confiadamente esperamos,
contribuirá dentro de su posibilidad al sostenimiento de una obra tan necesaria
e importante, sino y sobre todo por las oraciones que a favor de la misma
elevarán al Santo en el día de su Fiesta"[4]. Detrás de esta iniciativa
del Obispo de Tortosa están los Operarios, que regentan el Colegio de San José,
que soñaban en un Día especial para las vocaciones sacerdotales, lo mismo que
ya existía el Día de la Prensa o el Día de las Misiones.
Los Sacerdotes Operarios, con su carisma de la pastoral vocacional y a a
la vez josefino, propiciaban en sus Colegios un ambiente favorable a unir a San
José con los Seminarios y las vocaciones. En su revista interna "El Correo
Josefino", que se editaba en Tortosa, se pueden encontrar abundantes
referencias: semejanzas entre el Seminario y la casa de Nazaret, San José como
modelo del sacerdote y diversos artículos y poesías dedicadas al Santo[5]. Lo
mismo se aprecia a través de la revista "Vocaciones", que empezaron a
publicar los Operarios en 1938 desde el Seminario de la Diócesis de Tucumán
(Argentina) confiado a ellos. Ya el primer número se abría con un editorial
sobre "San José y las vocaciones sacerdotales"[6]. La Hoja, que tuvo
una amplia difusión, ofrecía en muchos de sus números una referencia al Santo
Patriarca.
La ida de la celebración del "Día del Seminario" fue
prendiendo en numerosas Diócesis, juntamente con la implantación de la Obra de
Fomento de Vocaciones. A ello contribuyó notablemente el mandato del Papa Pío
XI, en carta de 8 de Junio de 1923 al Vicario de Roma, de instituir un Día a
favor de las vocaciones sacerdotales, con carácter preceptivo para Roma, a fin
de que sirviera de ejemplo para las demás. La fecha que determinaba era un día
fijo del mes de Junio, para impetrar vocaciones al Corazón de Jesús[7].
En las Diócesis españolas se comenzó a celebrar en fechas distintas,
pero pronto se fueron orientando hacia la fiesta de San José. En ello influyó
de modo decisivo el acuerdo que se adoptó en la Semana "Pro
Seminario" de 1935 que se celebró en Toledo, organizada por los Operarios.
Sobre la fecha el ponente sugería el día de la Ascensión o el que cada Prelado
señalara en su Diócesis. Se propusieron varias en debate dentro de la Asamblea,
"abundando varios en señalar como día más a propósito el de la festividad
del Patriarca San José, 19 de marzo, apoyándose en el patronato de este Santo
Patriarca sobre toda la Iglesia Universal y en que él fue el padre putativo del
primer sacerdote Cristo Jesús, de cuyo sacerdocio único y eterno participan los
sacerdotes de la Nueva Ley. Después de una breve intervención de la
Presidencia, es aprobada esta fecha como la más conveniente para la celebración
del Día del Seminario"[8]. Los efectos beneficiosos de esta Semana se
notarían después de la guerra civil.
2. ETAPA DE IMPLANTACIÓN Y EXPANSIÓN DEL DÍA DEL SEMINARIO:
S. JOSÉ, PROTECTOR Y PROCURADOR DEL SEMINARIO
Tras la guerra, en relación con los Seminarios había dos necesidades
urgentes: la primera era suscitar nuevas vocaciones, tras el descenso de
seminaristas durante los años de la República y el martirio de más de 4.000
miembros del clero secular; la segunda era recabar medios económicos para el
mantenimientos de los seminaristas y para la reconstrucción y habilitación de
los Seminarios.
La Campaña nacional "Pro Seminario" de la Acción Católica en
el curso 1940-1941 propició que en las Diócesis donde ya estaba establecido el
"Día del Seminario", se reforzaran y ampliaran las iniciativas y en
aquellas Diócesis donde solo había colectas a favor del Seminario, se
organizara propiamente el "Día" con su Campaña. A la vez se fue
estableciendo en todas las Diócesis la Obra del Fomento de Vocaciones, sobre
todo a partir de 1941, en que Pío XII instituyó la "Obra Pontificia de las
vocaciones Eclesiásticas", vinculada a la Sagrada Congregación para la
Educación Católica[9]. El hecho es que en la década de los '40 en todas las
Diócesis se celebra ya la Campaña del "Día del Seminario".
En cuanto a la fecha, la mayoría de las Diócesis fueron coincidiendo en
celebrar el Día del Seminario en la Fiesta de san José, uniéndose al acuerdo
que se había adoptado en Toledo en 193510. Sobre la oportunidad de vincular la
Jornada con San José, se manifestaba así el semanario Ecclesiaen un editorial
de 1943: "Muchos Prelados han fijado en el día de San José el Día del
Seminario. La designación es feliz ya que el glorioso Patriarca rigió y sostuvo
aquel hogar en que crecía en edad y gracia, preparándose para su apostolado
público, el Sumo y Eterno Sacerdote, Cristo"[11].
Los Obispos, en las Pastorales que dirigían a los fieles con esa
ocasión, solían destacar la relación de San José con el Seminario. Así en 1941
el Boletín del Obispado de Mondoñedo, según cuenta la crónica de Ecclesia,
"luego de evocar el ambiente apacible, amorosamente disciplinado, de la
casa de Nazaret, como origen de nuestros Seminarios con Jesús por seminarista y
San José como rector, deduce que ninguna obra más grata para el Santo Patriarca
que ésta del Seminario, cuyo modelo acabado nos ofreció con su vida de hogar"[12].
Esta vinculación del Día del Seminario con San José estaba en
consonancia con la Obra Pontificia de las Vocaciones eclesiásticas, pues las
Normas para la aplicación de los Estatutos establecían la solemnidad del
Patrocinio de San José como una de las fiestas principales tanto de la Obra
Primaria Pontificia como de las filiales de las Diócesis[13].
En estos años hay una referencia especial a la relación entre San José y
el sostenimiento económico del Seminario. Así, el Arzobispo de Pamplona, en una
Pastoral de 1947, hablando de la necesidad de proveer de medios económicos a
las vocaciones, comenta: "Cuando de esto se trata, parece que Dios dice:
"Ite ad Ioseph", y esto debe entenderse, primero y principalmente, en
su sentido más propio acudiendo al santo Patriarca, que ha sido constituido
Patrono de la Iglesia universal y cuida de un modo especial de sus Seminarios;
pero también, y como auxiliares e instrumentos del santo, parece que Dios
quiere hacer a los Prelados ese honor, para que tengan las inquietudes y
trabajos que tenía San José cuando tenía que alimentar al Niño Jesús en los
años parejos a los de nuestros seminaristas; y por extensión, al pueblo fiel,
que debe alimentar al que otro día ha de darle su alimento espiritual y llevar
en sus brazos al que más adelante lo ha de regir: Senex puerum portabat; puer
autem senem regebat"[14].
La Hoja "Del Seminario" de Logroño en 1942 comentaba así la
relación con San José: "A San José, después de Dios, debe el nuevo
Seminario todo lo que es y tiene. Los sacerdotes que vivieron en el antiguo
Seminario de esta capital (aquel viejo caserón macizo en verdad por la piedra y
los años) recordarán cómo fue S. José el primero que supo de nuestras
inquietudes y tentativas primeras para obtener la gracia del Nuevo, entonces
sueño e ilusión y hoy realidad viva y palpable. Una miniatura de cartón,
símbolo del Seminario deseado, se le puso al gran Patriarca entre las manos,
como indicando que a su secreta y oculta, pero eficaz labor, se encomendaba tan
necesaria y difícil tarea. Conocíamos a S. José y sabíamos que daría a la
empresa término feliz. Nuestras esperanzas no salieron fallidas. En la fiesta
del Patrocinio de San José colocaba nuestro Sr. Obispo D. Fidel García la
primera piedra del nuevo Seminario (año 1928). En las breves palabras que
dirigió a los que asistíamos a la magna ceremonia, dio público testimonio de
agradecimiento al excelso Patriarca. Construido el edificio material, S. José
no ha cesado de ayudarnos y creemos que seguirá prestándonos su ayuda en la
edificación de ese otro edificio espiritual que soñamos, más difícil e
importante que el primero: la formación de un clero lo más santo y sabio
posible como lo exigen las circunstancias actuales para la reconstrucción
religiosa y moral de toda la Diócesis. En esta empresa hemos elegido a San José
como abogado nuestro".
3. ETAPA DE UNIFICACIÓN DEL DÍA DEL SEMINARIO:
SAN JOSÉ, MODELO PARA LOS SEMINARISTAS
Esta etapa está vinculada a la Comisión Episcopal de Seminarios de la
Conferencia Episcopal Española. En 1957 la Comisión creó un Secretariado
Permanente, una de cuyas secciones se encargó de la animación de la Obra de
Vocaciones. El Secretariado se propuso entre sus principales objetivos prestar
ayuda a los Seminarios y Delegaciones Diocesanas de la Obra de Vocaciones en
orden a una mejora del material de propaganda empleado. Se pretendía
confeccionar materiales que rebasaban las posibilidades económicas y técnicas
de muchas Diócesis, y sobre todo, organizar la propaganda de ámbito nacional
(gran prensa, televisión, etc.)., pero sin interferir la acción de las
Diócesis, sino estando simplemente a su servicio. Y así comenzó a organizar la
Campaña desde el año 1962. El Día del Seminario se mantuvo el 19 de Marzo y,
con la unificación de la Campaña para toda España, se implantó esa fecha en
todas las Diócesis, excepto en las del País
Vasco, que continuaron celebrándolo en la Fiesta de la Inmaculada.
3.1. San José en los materiales de la Campaña del Día del Seminario
En esta etapa última, los lemas propuestos por el Secretariado de la
Comisión Episcopal han ido orientando distintos aspectos de la teología del
sacerdocio o de la vocación. Los materiales de propaganda o catequéticos
distribuidos por todas las Diócesis sirven para desarrollar y difundir esos
temas. Entre esos materiales están los guiones litúrgicos para la Misa del Día
del Seminario. Dichos guiones, respetando el tiempo litúrgico y las lecturas
bíblicas, tratan de sensibilizar a la comunidad cristiana sobre el tema del
Seminario. Desde que San José dejó de ser día festivo en varias Comunidades
Autónomas, los guiones tenían en cuenta la posibilidad de celebrar el Día del
Seminario tanto en la Fiesta de San José como en el domingo más próximo. Y
normalmente han venido ofreciendo ideas para la homilía en ambas fechas.
Con relación a San José, en bastantes casos suelen hacer notar algún
aspecto de su personalidad que tiene que ver con el tema de la vocación
sacerdotal y su formación. Así la mirada a San José en esta etapa no es tanto
para poner bajo su protección la ayuda económica, sino para considerarlo como
modelo de fe y de cumplimiento de la voluntad de Dios y de colaborador en la
educación del primer Sacerdote.
Recogemos algunas sugerencias de los Guiones Litúrgicos. El de 1991,
sobre el lema "Id y anunciad el Evangelio", sugería en torno al
Evangelio del día (Mt 1,16ss): "José recibe la Palabra de lo alto: la
criatura… viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo… que salvará a su pueblo
de los pecados. Esta es la Buena Noticia (Evangelio): el anuncio explícito de
Jesucristo como Salvador del mundo. El Espíritu Santo es quien actualiza la
salvación también para nosotros hoy. Tendremos que redescubrir al Espíritu para
que nuestro trabajo apostólico encuentre sentido en Él. La fe y disponibilidad
de José señala la actitud espiritual de todo evangelizador".
El lema de 1992 fue "Sacerdotes para la nueva evangelización".
En el guión litúrgico se decía: "Por San José y bajo su patrocinio
celebramos la fiesta del Día del Seminario. Él hizo de padre y custodio de
Jesús, él es padre y custodio de la Iglesia y de las vocaciones sacerdotales.
Precisamente él, un padre de familia y trabajador, sencillo y humilde, dichoso
y evangelio vivo, con su testimonio de fe, callado pero realmente eficaz. Lo
proponemos también como modelo de vida para cada uno de nosotros y de nuestras
comunidades, aprendiendo su sed de Dios, su serenidad en la vida, su amor a
Santa María y al Hijo de Dios, a quien tuvo que servir como educador. Por eso a
él también nos encomendamos cuando encomendamos la educación de los
seminaristas, que un día representarán como sacerdotes a Jesucristo en medio de
la comunidad y del mundo.
El seguimiento fiel al Señor y la abnegación generosa de sí mismo son
condiciones de la nueva evangelización, que vivió San José en su peregrinar
junto a María y a Jesucristo. San José fue custodio de Cristo: que sea él el
guardián de los que se forman en nuestro Seminario. Él tuvo un corazón puro,
una entrega total, una justicia y honestidad como actitud vital, una estrecha
relación con Jesucristo y su madre la Virgen María: que también conceda un
corazón puro, la misma entrega y honestidad, junto con una relación firme e
íntima con el Señor y la Madre, a quienes se preparan para el sacerdocio. San
José estuvo al lado del crecimiento de Jesús: que él esté también al lado del
crecimiento de la nueva evangelización".
La Campaña de 1997, año en que se iniciaba la preparación del gran
Jubileo, llevó por lema: "Apóstoles para el 2000". El guión litúrgico
sugería para la homilía de la fiesta de San José: "San José, cumpliendo la
voluntad de Dios, testimonia quién es el Salvador. Todas las personas tenemos
una vocación y misión que Dios nos encomienda. A San José Dios lo llamó a una
misión especial: acoger virginalmente a María y a Jesús, cuidar de ellos y
darle nombre al Hijo de Dios: llamarle 'Jesús' = Dios Salvador (el nombre
significa la realidad de la persona). José, en medio de sus dudas y
dificultades, fue fiel a la misión confiada. Es un ejemplo para todos nosotros
y para los seminaristas. Los sacerdotes tienen la misión de anunciar al único
Salvador y acercar a las personas a Él. Hoy hacen falta personas que, como San
José, muestren al hombre contemporáneo, necesitado de salvación, dónde está su
verdadero Salvador".
En 1998, año dedicado al Espíritu Santo, el Día del Seminario llevó como
lema: "Hombres del Espíritu". En el guión litúrgico la referencia a
San José aludía a esa aspecto: "San José descubrió el misterio de Jesús,
nacido por obra del Espíritu Santo (cf. Mt 1,16-21). En el Evangelio hemos
leído cómo Dios revela a San José que el hijo que espera María es obra del
Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo es la Persona-Amor de la Trinidad, la
encarnación es la manifestación suprema del amor de Dios al hombre. San José
colaboró en la obra del Espíritu Santo, ayudando al Niño Jesús en su maduración
y crecimiento en edad, sabiduría y gracia".
El lema de 1999 fue: "Los sacerdotes, un regalo de Dios".
También el guión litúrgico ponía a San José en relación con este lema: "La
concepción virginal de Jesús en el seno de María resalta el aspecto de regalo
de la encarnación. Jesús nace sin intervención de varón, por pura gracia de
Dios y obra del Espíritu Santo. El Señor ayuda a San José a descubrir este
misterio y le encomienda la misión paternal de darle nombre y cuidarlo. El
nombre que le da -Jesús- significa "Dios salva" y manifiesta de nuevo
en qué consiste ese regalo de la misericordia de Dios: salvará a su pueblo de
sus pecados".
El guión litúrgico de 2001, sobre el lema "El Seminario, corazón de
la Diócesis", sugería varios aspectos en los que San José es ejemplo:
"Abraham y San José son dos hombres de fe. Tuvieron que superar
dificultades y oscuridades. No todo lo que Dios puso en su camino lo
comprendieron, pero se fiaron de Él. Son buen modelo para nosotros. En la
visita al Templo (2º Evangelio), cuando Jesús tenía doce años les descubre a
María y a José su vocación: ocuparse de las cosas del Padre. María y José serán
fieles instrumentos para ayudar al Hijo de Dios a cumplir su misión mesiánica.
El Día del seminario nos invita a plantearnos qué colaboración nos pide Dios a
cada uno en apoyo de los que elige como sacerdotes y continuadores en la
historia de la misión de su Hijo. Estamos en tiempos difíciles para estas
vocaciones. Por eso hace falta más fe y más empeño. El Seminario, como el hogar
de Nazaret, cuida a los futuros sacerdotes".
Consiguientemente, estos guiones que se han distribuido por casi todas
las Parroquias de España, han podido ayudar a presentar y difundir algunas
facetas de la personalidad y vocación de San José que muestran cierta
originalidad y que conectan con un tema de tanta importancia pastoral como es
el desarrollo y formación de las vocaciones sacerdotales.
3.2. San José en las Pastorales de los Obispos ante el Día del Seminario
La mayoría de los Obispos con ocasión del Día del Seminario suelen
escribir una Carta Pastoral o Mensaje a la Diócesis o tienen una Misa especial.
Al ir vinculado el Día con la fiesta de San José, casi siempre hacen alusión al
Santo y a su intercesión. En algunos casos le han dedicado algunos párrafos más
amplios. Espigamos algunos.
El Obispo de Córdoba, D. Manuel Fernández Conde, en la homilía de la
fiesta de San José de 1965 decía: "En esta fecha celebramos -junto con la
festividad del Santo Patriarca- una solemnidad eclesial. Desde aquel hogar de
José el carpintero entroncamos con otro hogar -el Seminario- encantador
también, que tiene la misma finalidad. Si allí se formó aquel a quien José, por
mandato del ángel, puso el nombre de Jesús, porque él salvaría a su pueblo de
sus pecados; aquí se forman los ministros de este Redentor puestos para
continuar su misma misión. Éste es y no otro el objetivo fundamental del
"Día del Seminario": conseguir que el concepto, el fin, la
trascendencia del sacerdocio y de este colegio eclesiástico penetren en la
mentalidad y en el corazón de todos los fieles. ¿No será San José el mejor
abogado
de esta magna empresa?"[15].
En 1971 D. Marcelo González, Arzobispo de Barcelona, en la Carta
Pastoral para el Día del Seminario decía: "No puedo limitarme a una
llamada a la cooperación económica. Se necesita algo más. La obra de las
vocaciones es eminentemente sobrenatural. Sería un oportunismo carente de
sinceridad y de valor religioso celebrar esta jornada del Seminario el día de
la festividad de San José y no reflexionar sobre lo que debe ser nuestra
respuesta a la voz de Dios que nos invita a seguirle. Si los sacerdotes y los seminaristas
no son capaces de ver el sentido de nuestro servicio a la Iglesia con la
humildad, fe y obediencia de que nos da ejemplo el Patriarca San José, es mejor
no importunemos al pueblo cristiano con nuestras peticiones.
La Biblia nos da lecciones permanentes, pero no tenemos el derecho de
seleccionarlas según nuestros gustos. San José es un modelo vivo para todos
nosotros porque supo vencer dificultades en silencio, porque oró, porque
obedeció a Dios y siguió el camino que le fue señalado. Deberíamos meditar más
en él nosotros los sacerdotes y los alumnos del Seminario, las familias y el
pueblo cristiano. Deberíamos hacer más de lo que hacemos para romper estos
círculos viciosos que nos ahogan. Deberíamos hacer un esfuerzo supremo por
liberarnos de tanta complicación y tanta crítica y, unidos todos como una
familia, como la familia de Nazaret, seguir más sencillamente los caminos que
Dios nos traza por medio del Magisterio de la Iglesia, por medio del Papa, y
lanzarnos a trabajar denodadamente entre los niños y los jóvenes para despertar
su posible vocación…"[16].
Ese mismo año el Arzobispo de Burgos D. Segundo García Sierra ponía de
relieve la consonancia entre San José y el Seminario: "Para celebrar el
Día del Seminario se reservó el día 19 de marzo, fiesta de San José. Recordamos
con indecible gozo el día en que el Papa Juan XXIII nos habló de San José como
Patrono del Concilio: mención y encomienda que Pablo VI reiteraba, indicando a
todos los fieles el valimiento del Santo Patriarca en la marcha de la Iglesia.
Permítasenos a nosotros implorar el patrocinio del Santo sobre la Iglesia
Universal en esta fecha. ¿Hay algo más íntimo y decisivo en el edificar la
Iglesia, en el espacio y en el tiempo, que el Sacerdocio?"[17].
En línea parecida argumentaba el mismo año D. Ireneo García, Obispo de
Albacete: "El Día del Seminario es día de oración en primer lugar.
Necesitamos más que nunca contar con la ayuda del Señor. Él es quien ha de dar
el crecimiento y la fructificación de todos estos planes. Él es quien llama al
sacerdocio y nos manda que pidamos al dueño de la mies que envíe operarios a su
mies. Por eso la Jornada está patrocinada por San José. En la Santa Misa, en la
predicación, en la oración de los fieles, encomendemos al Señor nuestro
Seminario, nuestros futuros sacerdotes. Pongamos en San José la misma confianza
que nuestra Doctora Santa Teresa: 'Tengo experiencia que socorre en todas las
necesidades y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto
en la tierra (primer 'seminario' de Nazaret), así en el cielo hace cuanto le
pide'"[18].
En 1973 D. Antonio Briva, Obispo de Astorga, veía la relación entre San
José y el Seminario por su actitud vocacional: "Se aproxima el Día del
Seminario, vinculado tradicionalmente en nuestra diócesis a la solemnidad de
San José, esposo de la Virgen María y padre nutricio de Jesús. San José, actor
tan importante como silencioso en la historia de la salvación, ha sido venerado
por el pueblo cristiano con el apelativo bíblico de 'varón justo', pendiente de
los designios de Dios sobre él. Dios ciertamente irrumpió en su biografía y por
medio de signos y manifestaciones de su voluntad le condujo hasta la ribera de
una plenitud desbordante de fecundidad sobrenatural. Por esto es el siervo
bueno y fiel, que influyó en la realización de la historia de la salvación, por
su entrega sencilla e incondicional a la obra de Dios, aunque tuviera que
atravesar, estremecido, las nieblas oscuras de acontecimientos interpretados
válidamente sólo por la fe.
Esta idiosincrasia de la santidad de San José está en la base de su
proclamación de Patrono de la Iglesia Universal por el Papa Pío IX y movió al
Sumo Pontífice Pío XII a poner bajo su patrocinio la Obra Pontificia de las
Vocaciones Sacerdotales.
Con densa unción, la oración litúrgica de la fiesta de San José, recoge
la base teológica de estas decisiones pontificias: 'Dios todopoderoso confió a
la fiel custodia de San José los primeros misterios de la salvación de los
hombres y a su intercesión sigue encomendado que la Iglesia los conserve
fielmente y los lleve a su plenitud en su misión salvadora'. Esta actitud del
santo nos ofrece siempre el único observatorio válido para otear el panorama
vocacional de la Iglesia universal y de nuestra Iglesia particular de Astorga"[19].
En años más recientes siguen los Obispos hablando de San José y su
relación con el Seminario. D. Julián Blázquez, siendo Obispo de Ávila se
expresaba así en 1992, año en que el lema de la Campaña era "Sacerdotes
para la nueva Evangelización": "El Día del Seminario tiene ya una
historia prolongada en nuestra diócesis, como en todas las diócesis españolas.
Su vinculación a la fiesta de San José nos lleva a comparar al Seminario con el
hogar del Santo en Nazaret. Allí crecía Jesús en edad, en gracia y en sabiduría,
bajo la mirada y la protección de José, en la espera prolongada de su hora de
predicar el Reino de Dios. En el Seminario se preparan quienes en nombre de
Cristo deberán continuar la oferta del Evangelio a los hombres de
hoy"[20].
D. Antonio Ceballos, obispo de Ciudad Rodrigo, en 1992 proponía a San
José como modelo de educadores para el Seminario: "José, pobre y humilde,
se entrega y se pierde en su misión: Mira que tu padre y yo te buscábamos
angustiados(Lc 2,48). José es humilde en su tarea educadora. No es
autosuficiente. Él, en su vida de custodio y educador, no hace de protagonista,
sino de colaborador. Aparece siempre en la sombra. No es el hombre que habla,
sino el que escucha mucho, el que ama mucho, el que vigila, el que protege.
Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados (Lc 4,48). Él espera recibir
los dones de Dios. Es un pobre instrumento en las manos de Dios. Dios hace
maravillas con José como educador. Él lleva al niño Jesús de la mano o le
sostiene en sus brazos o le mira, aunque no comprenda por qué se ha portado así
con María y con él. José, pobre y humilde, se entrega y se pierde en su misión.
José se entrega y se pierde en su humilde magisterio"[21].
El Obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, D. Ramón Búa, con ocasión
del Día del Seminario de 1995 escribe una original carta titulada "La vara
de San José", con la preocupación por la escasez de vocaciones:
"Cuando yo era seminarista en el Colegio Español de 'San José', al llegar
el 19 de Marzo se decía, no sin cierto convencionalismo solemne, que en la
fiesta del Santo Patrono 'florecía la vara de San José'. En algún momento de la
celebración profana de la fiesta (normalmente al final de la comida del día),
el Rector debía pronunciar la ritual frase alusiva al florecimiento de la vara
o el bastón de San José, so pena de que la fiesta quedase incompleta o
desvirtuada por la falta de la magia de la frase esencial. El florecimiento de
la vara de San José hacía referencia a la ordenación sacerdotal que recibían
ese día los seminaristas del último año de estudios teológicos. Yo también
florecí el 19 de Marzo de 1961. Florecí como sacerdote en la vara de san José
del Colegio Español de Roma.
En la actualidad la vara de San José apenas florece. Apenas tiene brotes
vocacionales. Al ver muchos Seminarios cerrados y algunos semivacíos como el
nuestro, nos parece contemplar a San José con su vara sin flores. Triste debe
estar nuestro patrono. Sin especiales ánimos para hacer o recibir fiesta. Pues
la fiesta de San José no es su fiesta si no es la fiesta del Seminario y de las
vocaciones al sacerdocio. Nuestros Seminarios tampoco están para grandes
fiestas, puesto que las casas vacías carecen de la luz y del calor necesarios
para la fiesta.
Sin embargo, aun en las familias pequeñas y pobres, que viven la
sencillez y la esperanza, se pueden celebrar con inefable gozo los grandes días
de fiesta. Quizás desde la humildad se posean unos mayores quilates de
autenticidad, que suelen faltar en la superficialidad y el triunfalismo que
siempre amenazan en la bonanza y en la riqueza. Pienso que la humildad y la
eficacia oculta de la autenticidad de San José pueden hacerle, ahora más que
nunca, patrono de nuestros Seminarios, que hoy de nada tienen que presumir en
una sociedad y una cultura hipersensible a las magnitudes superficiales y
espectaculares.
Al mismo tiempo, la fiesta de San José y Día del Seminario debe ser
ocasión para el examen de conciencia de todos los que formamos la Iglesia. La
falta de brotes y flores en la vara de San José ¿no será debido a que hemos
abandonado el cuidado de esta planta-vara vocacional de San José que es la
familia, la catequesis parroquial y la escuela como 'primeros seminarios'? Si
el Seminario está semivacío y en los próximos años van a florecer cada vez
menos sacerdotes en la vara de San José, quiere decir que la sequía que agota
el jardín vocacional ha empezado en la familia, la parroquia, la escuela, los
movimientos apostólicos y de espiritualidad.
Pidamos al Señor, con esperanza y por intercesión de San José, que
aumente las vocaciones sacerdotales en nuestra diócesis y en toda la Iglesia.
Que nuestra oración a Dios sea, sin embargo 'con el mazo dando' y no sólo
rogando. Las vocaciones hay que pedirlas al Dueño de la mies, pero también hay
que trabajarlas. Un jardín, como la vara de San José, no florece si no se
cultiva y riega con esfuerzo permanente y vigilante cuidado"[22].
CONCLUSIÓN
El "Día del Seminario" nació vinculado a la fiesta de San
José. Así se fue difundiendo a la mayoría de las Diócesis españolas. Cuando el
19 de Marzo ha dejado de ser una fiesta estable desde el punto laboral en
diversas Comunidades Autónomas, el Día del Seminario se traslada al domingo más
inmediato, pero sigue manteniéndose la referencia a San José.
Según hemos podido apreciar a lo largo de este recorrido, esta
vinculación con San José ha sido beneficiosa para el Seminario, porque le ha
proporcionado constantemente la referencia educativa del hogar de Nazaret, la
actitud de fe y las virtudes de San José como modelo de fidelidad a la vocación
y la visión sobrenatural de todo lo referente a la pastoral de las vocaciones.
Y también, creemos, ha resultado beneficiosa para la devoción a San José
e incluso para la misma teología josefina. La amplia difusión de la Campaña ha
ayudado a difundir la figura de San José como intercesor y protector de la
Iglesia y particular cuidador del corazón de la Diócesis, que es el Seminario.
Además, a través de la predicación y de las cartas pastorales de los Obispos,
se han desarrollado facetas de San José originales en la comprensión de su
figura: su actitud vocacional, el cuidado y educación del primer sacerdote,
servir de modelo de educadores o ser ejemplo para el anuncio de Jesucristo y
hasta para la vida del sacerdote, que ha de cuidar de la comunidad cristiana y
hacer crecer a Cristo en ella.
Esta perspectiva josefina del Día del Seminario en el siglo XX hereda y
a la vez continúa la rica tradición española de devoción a San José, que
encuentra hitos gloriosos en Santa Teresa, en la literatura, la iconografía o
la espiritualidad del barroco y en la devoción e instituciones que nacen bajo
su amparo en el siglo XIX. Adentrados ya en el siglo XXI, una vez más acude la
Iglesia a San José, ahora sobre todo pidiéndole el aumento de las vocaciones.
Puesto que su nombre mismo significa "Dios aumente", tenemos en él la
garantía de un buen abogado y el indicador de que en las vocaciones, como en
toda la pastoral eclesial, la primacía es de Dios y de su gracia.
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1 Cf L. RUBIO PARRADO - J. DE ANDRÉS HERNANSANZ - F. MARTÍN HERNÁNDEZ,
Sacerdotes Operarios Diocesanos. Aproximación a su historia, Sígueme, Salamanca
1996, esp. p. 55-94.
2 Cf. RT (1874) 301; (1877) 127-128; 156-159; 187-190. Sobre su devoción
a San José, cf. sus escritos: Hermandad Josefina: Exposición y Estatutos
(1876); El Devoto Josefino (1890): Escritos de Don Enrique de Ossó y Cervelló,
I, p. 960-1236.
3 Por el "Motu proprio" Bonum sane de 25 de julio de 1920: AAS
12 (1920) 313.
4 Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Tortosa, (1920) nº 1.
5 Cf. por ejemplo, El Correo Josefino: (1906) 65-66; (1910) 99-103;
(1913) 94-96; (1919) 65-71; (1920) 353-355; (1921) 65-103 (nº monográfico);
(1930) 75-76; (1932) 68-69; 97- 100.
6 La editorial decía así: "Honramos la primera página de nuestra
Hojita con la imagen del glorioso Patriarca Nazareno como signo de amor, de
gratitud y de esperanza. De amor porque realmente se lo profesamos; de gratitud
por los muchos beneficios que ha hecho en particular a nuestra Obra; y de
esperanza porque en él confiamos para las necesidades venideras. La Obra del
Fomento de Vocaciones Eclesiásticas nació y vive bajo el patrocinio de San
José. Él, que cuidó al primer seminarista, Jesús niño; Él que mereció ser
llamado su Padre; Él, custodio de María, la Madre de los sacerdotes; el
Protector de la Iglesia, a quien sirven los sacerdotes, es quien protege
nuestra Obra, quien excita la caridad en el corazón de los que tienen, quien
suscita las vocaciones sacerdotales y quien inspira arbitrios y da fuerza a
todos los que en la Obra trabajamos. Por eso no podemos menos de honrarle y
glorificarle, pagando así una deuda contraida con él y con nuestros lectores;
deuda de agradecimiento que nos pide para el Santo nuestros homenajes y para
los lectores el bien que les hagamos excitando su devoción en honor del bendito
Patriarca, la cual les traerá innumerables bienes".
7 Cf. AAS 15 (1923) 348-349.
8 Cf. Crónica de la Semana "Pro Seminario" celebrada en Toledo
los días 4-10 de noviembre de 1935, Ed. Católica Toledana, Toledo 1938, 397 p.
9 Por ejemplo, en la Diócesis de Madrid se instituye el Secretariado
para el Fomento de Vocaciones y se inicia la celebración del "Día del
Seminario" el año 1944.
10 Algunas Diócesis, sin embargo lo celebraban en otras fechas: ya hemos
mencionado Vitoria, que lo celebra en la fiesta de la Inmaculada, y a partir de
1950 lo harán también en esa fecha Bilbao y San Sebastián, desmembradas de
Vitoria. En la fiesta de la Asunción lo celebraban Oviedo, Málaga, Vich, Seo de
Urgel, Lérida y Ávila, aunque estas dos últimas también pedían por el Seminario
el día de San José. En Pentecostés lo hacían Santiago y Mondoñedo; y a comienzo
del curso: Pamplona (domingo siguiente a la Natividad de Ntra. Señora),
Valladolid (Septiembre), Burgos (domingo 1º de Octubre). Algunas Diócesis, sin
embargo lo celebraban en otras fechas: ya hemos mencionado Vitoria, que lo
celebra en la fiesta de la Inmaculada, y a partir de 1950 lo harán también en
esa fecha Bilbao y San Sebastián, desmembradas de Vitoria. En la fiesta de la
Asunción lo celebraban Oviedo,
Málaga, Vich, Seo de Urgel, Lérida y Ávila, aunque estas dos últimas
también pedían por el Seminario el día de San José. En Pentecostés lo hacían
Santiago y Mondoñedo; y a comienzo del curso: Pamplona (domingo siguiente a la
Natividad de Ntra. Señora), Valladolid (Septiembre), Burgos (domingo 1º de
Octubre).
11 Ecclesia, n. 88 (1943) 268.
12 Ecclesia, n. 7 (1941). 26.
13 La fiesta principal de la Obra Pontifica es el Jueves Santo y fiestas
especiales son: la solemnidad de la Virgen Reina de los Apóstoles, la de San
José, Patrono de la Iglesia Universal (miércoles de la III Semana de Pascua) y
la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo: cf. Seminarios n. 13 (1961) 174.
14 Ecclesia, n. 317 (1947) 147.
15 Boletín del Obispado de Córdoba (1965) p 214.
16 Boletín de la Archidiócesis de Barcelona (1971) p.114-115.
17 Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Burgos (1971) p. 97.
18 Boletín del Obiapado Albacete (1971) p. 51.
19 Boletín del Obispado de Astorga (1973) p. 322-323.
20 Boletín de la Diócesis de Ávila (1992) p. 104.
21 Boletín de la Diócesis de Ciudad Rodrigo (1992) p. 285.
22 Boletín del Obispado de Calahorra y La Calzada-Logroño (1995) p.
69-70.
FUENTE: José Luis Morenos, "Día del Seminario", En: Diccionario Vocacional, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005 pp. 360-365
FUENTE: José Luis Morenos, "Día del Seminario", En: Diccionario Vocacional, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005 pp. 360-365